Saberes compartidos

Hay diversas maneras de tomar decisiones grupales y llegar a acuerdos, cada una con sus ventajas y desventajas.

Cuando piensas en tomar una decisión en grupo, ¿cuál es la primera forma de decidir que te viene a la cabeza? ¿Es la que más utilizáis en tu entidad o, quizás, la que te gustaría emplear más? Quizás te ha venido una aleatoria o puede que, aunque conozcas más tipos, en automático solo pienses en una. 

Existen diversas formas de tomar decisiones y llegar a acuerdos, cada una con sus ventajas y desventajas, por lo que es importante escoger la más adecuada para cada momento. 

Las tres formas más básicas de alcanzar acuerdos son la votación, el debate y el consenso. Y todas ellas son adaptables y modificables para que puedan responder a la situación o necesidades del grupo en cada momento. 

Vamos a repasar un poco las tres para que, cuando tengáis que tomar decisiones, podáis optar por la que mejor se adapte a vuestras necesidades del momento. 

Votación:

Es la forma más rápida de tomar decisiones. Sin embargo, la votación puede no satisfacer a un porcentaje dentro del grupo. Por ejemplo, imagina que se llega a un acuerdo votando con un resultado de la mitad más uno; eso significa que la mitad menos una persona no estaba de acuerdo ni va a sentir satisfacción con el resultado. 

Por tanto, la votación funciona muy bien para tomar decisiones de forma rápida y efectiva, pero si la opinión está muy dividida puede que no sea la mejor manera de llegar a un acuerdo. 

Debate:

Es un punto medio entre rapidez y satisfacción generada, es decir, es algo más lento que la votación pero más rápido que el siguiente tipo, y puede servir para acercar posturas pero no tanto como la siguiente manera de decidir grupalmente. 

Lo interesante del debate es que cada cual tiene la oportunidad de dar su opinión sobre el tema en cuestión y, por lo tanto, de cambiarla con el transcurso del mismo. Esto se debe principalmente a que durante un debate bien llevado, no se habla sobre la cuestión a decidir y debatir, si no sobre las causas, los pros, los contras, las consecuencias… 

El debate se puede combinar con una votación posterior, donde las diferentes partes ya habrán acercado posturas.

Consenso: 

Es, con diferencia, la opción más complicada de llegar a un acuerdo y, normalmente, también la  más lenta. Pero, por otro lado, es la fórmula que más hace por integrar la opinión de todas las personas y, por tanto, la que más satisfacción grupal genera a la hora de tomar decisiones o alcanzar acuerdos. 

Un consenso es cuando todo el mundo está de acuerdo en algo. Pero, y esto es muy importante, no es una votación por unanimidad. Un consenso es una negociación en la que se parte de diferentes ideas o propuestas y entre todo el grupo se negocia, renunciando a lo que puede renunciar y defendiendo lo que se cree imprescindible. Y, al final, se llega a una propuesta distinta que ha salido del propio grupo y en común. 

Algo bastante habitual en los consensos es que la decisión final no suele ser ninguna de las que se plantean inicialmente, si no más bien una combinación creada a partir de la negociación.

Gráfico con las tres formas de llegar a acuerdos según la rapidez de realización y la satisfacción grupal.

Entonces, ¿qué forma escoger?

Seguro que ahora estás pensando que a partir de ahora siempre vais a decidir todo por consenso en tu grupo, entidad, asociación… Sin embargo, pronto os daréis cuenta de que ni todas las decisiones ni todos los momentos son iguales. Por lo que lo ideal es que os adaptéis según la decisión que haya que tomar, el tiempo del que dispongáis, la importancia y urgencia, los puntos en común y en contra que tenéis sobre la decisión y un largo etcétera.  

Quizás vuestra primera decisión como grupo sea como tomar la decisión o las decisiones. Puede ser un primer ejercicio que os ayude a practicar y a conoceros. 

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