El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de la COVID-19. Hoy hace un año… un año que se nos ha hecho muy largo.
Hoy cumplimos un año de pandemia oficial, un año desde que la OMS declarara que la COVID-19 había dejado de ser una epidemia para convertirse en una pandemia. 365 días, pero que parecen muchos más. Ha sido un año raro, distinto y que nunca olvidaremos.
Un año en el que hemos perdido mucho. Hemos perdido a muchas personas, hemos perdido abrazos, conversaciones cara a cara, sonrisas, viajes, quedadas, sueños, planes… Un año en el que no hemos podido compartir muchos momentos con la gente que queremos.
También ha sido un año de aprendizaje, sobre todo de aprendizaje digital. Un año de conexión virtual, de videollamadas, de teletrabajo, de reconfigurarlo todo, un año de nuevas palabras (‘coronavirus’, ‘ERTE’, ‘confinamiento’)…
Ha sido un año de ocio en casa en el que hemos tenido las emociones a flor de piel y en el que nos hemos colado en muchas casas ajenas sin salir de la nuestra. Ha sido un año de estar cerca estando lejos.
Ha sido un año de cambios, algunos para quedarse, otros para mejorar y otros para olvidar.
Como Ulises en su viaje de vuelta a Ítaca, hemos aprendido a capear el temporal, a reconfigurar la ruta y a tirar con lo que tengamos y podamos. En este viaje a veces nos ha parecido que era imposible volver al hogar, a esa «normalidad» que tanto echamos de menos. Ahora nos parece que estamos, como Ulises, atrapadas durante años en la isla de Calipso olvidando nuestra vida anterior. Pero no lo estamos porque, como Ulises, volveremos a casa. A la casa que cada persona queramos tener, con nuestra antigua, nueva o la normalidad que queramos y decidamos.
Lo haremos y, como Ulises, habremos perdido mucho pero también habremos aprendido, o eso esperamos.
Habremos aprendido a valorar los abrazos, los besos, las risas, salir a la calle, ver a amistades, familiares, hablar, quedar, tomar algo, ir al teatro, al cine, a conciertos… Habremos aprendido la importancia de la salud, de socializar, del bienestar emocional y de muchos trabajos y personas que antes no teníamos en cuenta.
Habremos aprendido tanto, ¿verdad? Esperamos que no lo olvidemos porque, si no, no valdrá de nada todo lo que hemos perdido.





